Soluciones

Ante los actuales problemas de emigración de intelectuales en busca de un mejor ambiente de trabajo y desarrollo en sus áreas de investigación, las propuestas para poder refrenar el problema son el desarrollo de ciertas áreas estratégicas, tales como las tecnologías de información y comunicaciones, la biotecnología, los materiales avanzados, el diseño y los procesos de manufactura y la infraestructura y el desarrollo urbano y rural, que incluyen los aspectos sociales y económicos.
De modo que las innovaciones en estas áreas tenderían a favorecer a la población menos favorecida, como grupos indígenas, personas con discapacidad, mujeres o migrantes.
Avances legislativos
A partir del 2003, México cuenta con un marco legal más moderno y actualizado, destinado a impulsar la ciencia y la tecnología, gracias a la aprobación del H. Congreso de la Unión. Esto se logrará a través de una ley de Ciencia y Tecnología, una Ley Orgánica del CONACYT, Reformas a la ley de impuesto sobre la Renta relativa a los incentivos fiscales, un foro Consultivo Científico y Tecnológico, presidido e integrado por 17 miembros destacados de las comunidades científica, tecnológica y académica de mayor renombre en el país. De igual modo, habrá un comité Intersecretarial para la integración del presupuesto federal consolidado de ciencia y tecnología, un Consejo General de la Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico, encabezado por el titular del Ejecutivo.
La CONACYT será reconocida como entidad no sectorizada dependiente del Ejecutivo, con funciones de coordinación sectorial y administrador de un ramo presupuestal para Ciencia y Tecnología. Se publicó en el Diario Oficial de la Federación del “Decreto por el que se adiciona el artículo 9 bis de la Ley de Ciencia y Tecnología”, que tuvo fecha el 1º de septiembre del 2004 y, finalmente, hubo un acuerdo con la Comisión Nacional Hacendaria para crear el Ramo 39 y canalizar recursos a los Estados para impulsar las actividades científicas y tecnológicas.

Con todo esto, el reto sería entonces estructurar en México un modelo económico que posibilite a su población la producción de bienes a partir del conocimiento científico y tecnológico. Esto le permitirá al país revertir su situación actual caracterizada porque un alto porcentaje de los bienes producidos no rebasa un dólar por kilogramo.